Finales de los sesenta, Raquel Welch conocida como “El
Cuerpo” era una de las sex-simbols más importantes del momento, copando
portadas como modelo de lencería y trajes de baño le permitió saltar primero a
la televisión y posteriormente al cine, convirtiéndose en una estrella mundial
-no solo por sus aptitudes interpretativas- con el papel de la bella Loana en
el remake de la Hammer "Hace un millón de años" (1966), film dirigido
por Don Chaffey, en el que aparecía con un sugerente bikini de pellejo sin
curtir y aspecto de recién salida de la peluquería, y haciendo un alarde de
rigor científico e histórico era perseguida por dinosaurios y cavernícolas
ambos con animo de comérsela, aunque en distinto sentido.
Andaba
por Los Angeles el fotógrafo británico Terry O'Neil preparando por
encargo una portada para Esquire Magazine, deseaba que la foto fuera una
reflexión sobre el ideal de la feminidad de la época, de como las
mujeres se valoran sólo por su sexualidad. “El Cuerpo” se encontraba en
la Meca del Cine comenzando el rodaje de “Myra Breckinridge”, y sin mas
preámbulo cogió a la Welch,
después de todo, se había convertido en famosa su frase "Yo soy sólo un
pedazo de carne" para definir su carrera cinematográfica,
la enfundo en el ya pestilente biquini de pellejo y mostrando sus
magras aptitudes la colgó atada de una cruz para así fotografiarla,
logrando un trabajo de una gran belleza y una enorme fuerza plástica,
consiguiendo sin duda los objetivos planteados, pero cuando llego con
las fotos al editor de la revista este las considero demasiado polémicas
y no fueron publicadas.
Así,
las fotos quedaron en un cajón durante los siguientes 30 años, por fin,
la espera no fue en vano y en 1998 fue portada de la londinense "The
Sunday Times" que con el titulo "Heavenly Bodies" anunciaba una
antología fotográfica de Terry O'Neil, con el resultado de docenas y
docenas de denuncias por ¡blasfemia! de los cristianos británicos,
recibiendo la "Advertising Standards Authority" (ASA) 142 quejas
formales por "causar una ofensa seria y generalizada a las creencias
cristianas".
Comentaba
O'Neil en una entrevista "Yo solo quería simbolizar el dilema que
enfrenta a Raquel Welch como símbolo del sexo femenino "crucificada" por
su sexualidad, por la industria del cine y por el público en general
que no la toman en serio como actriz".
30 años y cambiar de continente para su publicación no fueron suficientes para evitar la polémica.
No
se para los demás, pero a mi la imagen me resulta más atractiva que la
habitual del andrajoso torturado de la iglesia, pero hay gustos para
todo.
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