La práctica del ateísmo conlleva ciertas consecuencias. No voy a ponerme aquí en el papel de la pobre víctima de las circunstancias, aunque algo de eso hay. El ateo es víctima de discriminación, pero en pocos casos esa discriminación puede llevarse ante una corte o puede ser considerada como lo que es (en el caso de ser despedido de un trabajo, por ejemplo). Por lo demás, en cuanto al trato social, la discriminación se hace presente de diferentes formas, la burla, la ironía, cuando no el ataque liso y llano (basta con que uno se declare ateo para que alguien salte como si se lo hubiese insultado personalmente: "A ver, explicame entonces... etc.").
Éste pequeño montaje lo hice sobre una idea que vi en otro sitio. En lo que a mí respecta, refleja, en buena parte, el trato que siento queme brinda la sociedad en la que me ha tocado en suerte vivir.
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