El patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, nunca habría imaginado que un reloj de pulsera, un regalo que recibió hace unos años, pudiera llegar a convertirse en un dolor de cabeza y menos en objeto de férrea atención de medios informativos y blogueros.
Y es que el artilugio de marras, que salió a la luz en 2009 durante una visita pastoral de Kiril a Ucrania, según publicó la prensa local, es un Breguet que cuesta la friolera de 30.000 dólares.
Días atrás, en una conversación con el presentador de televisión Vladímir Soloviov, hecha pública por éste, el patriarca admitió que había recibido el reloj de lujo como presente, pero recalcó que jamás lo había usado y que seguía guardado en su caja, junto a otros regalos.
Kiril, quien hizo votos de pobreza cuando tomó los hábitos de monje, insistió en que la fotografía publicada por la prensa ucraniana fue un montaje y que con su indumentaria no puede usar reloj de pulsera durante los servicios religiosos.
Poco después de que Soloviov revelara el contenido de su plática con el cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusia, algunos blogueros colgaron en la red una foto de Kiril en cuya muñeca izquierda lucía supuestamente el mentado reloj.
La instantánea data también de 2009, pero su particularidad reviste en que fue publicada en... la página web oficial del Patriarcado de Moscú.
Nada más difundirse la fotografía, ésta fue retirada por los administradores de la página.
La polémica quizás no hubiera ido más allá, si no hubiera sido por la ocurrencia de volver a publicar la imagen, en esta ocasión retocada: el reloj ha desaparecido de la muñeca de Kiril, pero se observa claramente su reflejo en el barniz de la mesa donde el patriarca apoya su brazo.
El "milagro" del reloj comenzó a recorrer de manera muy animada los foros en internet, lo que obligó a la oficina de prensa del Patriarcado a declarar que una joven que trabajaba con el archivo gráfico lo había borrado por error con ayuda de un programa informático.
Las preguntas de los periodistas acerca de qué reloj lucía Kiril en su muñeca quedaron sin repuesta.
"No es costumbre nuestra fijarnos en el reloj que lleva el patriarca", dijo el diácono Alexandr Vólkov, número dos de la oficina de prensa del patriarca, citado por el periódico "Novie Izvestia".
La historia del reloj no es la única que ha puesto a Kiril en las páginas de la prensa por asuntos muy distantes del mundo religioso.
Numerosos medios han recordado estos días la demanda civil de Lidia Leónova, una prima segunda de Kiril, que vive en un apartamento que a mediados de la década de los años 90 las autoridades cedieron al cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa en un edificio situado en el centro de Moscú, en uno de los malecones del río Moscova.
La parienta del patriarca se querelló por daños y perjuicios contra el vecino de la planta de abajo, el exministro de Sanidad Yuri Shevchenko, y el Tribunal de Moscú condenó al exfuncionario al pago de una compensación de 20 millones de rublos (unos 680.000 dólares).
Los jueces dieron la razón a Leónova, que argumentó que el polvo proveniente de unas reformas en el piso de Shevchenko la obligó a realizar reformas en su vivienda valoradas en esa cuantiosa suma.
Según el obispo de Smolensk y Viazma, Panteleimón, las críticas contra el patriarca no son más que un cúmulo de "chismes y calumnias".
"Creo que todo esto no tiene nada que ver con el patriarca, sino más bien con gente que difunde todo tipo de inmundicias. Nuestro pueblo, educado en tiempos soviéticos, ha perdido toda nobleza interior", indicó Panteleimón en una entrevista publicada por la revista ortodoxa "Neskuchni Sad" en su último número.
Agregó que debido al bolchevismo los rusos "perdieron el respeto a las autoridades, a quienes se encuentran por encima de ellos".
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