Cuando comencé a escribir este post, pensé que lo iba a titular “Asesinatos de Honor”, ya que es así como llaman los autores de estos crímenes a sus abyectas costumbres; pero luego pensé en poner un título más directo, ya que no hay honor alguno en medio de todo este drama actual, no importa cómo lo llamen los perpetradores o los medios de comunicación, los que no pocas veces parecen estar del lado de los victimarios, no de las víctimas; pero ése es otro tema.
Personalmente creo que todas las religiones son un cáncer que hay que erradicar cuanto antes de la faz de la Tierra, pero hay algunas que requieren una prioridad mucho más elevada.
Hay que reconocer que, por ejemplo, los Amish son mucho menos dañinos que los Testigos de Jehová, después de todo si algún daño producen lo hacen dentro de su comunidad y a ellos sólo les atañe. ¿Pero qué sucede cuando el daño que se infringe se extiende al resto de la sociedad? ¿qué sucede cuando el daño que se infringe –aún dentro del ámbito de su religión- entra en contradicción con las leyes seculares del país en que se haya cometido?
Bien, vamos al punto.
Cito de Wikipedia: “La expresión “crimen de honor” designa el asesinato de una mujer por parte de miembros de su familia o miembros de la comunidad que consideran haber sido previamente deshonrados por la víctima. Entre los principales móviles se encuentran el rechazo de un matrimonio concertado, el haber sido víctima de una agresión sexual, buscar el divorcio, cometer adulterio o ser homosexual”.
Obsérvese el segundo punto de las razones esgrimidas: el haber sido víctima de una agresión sexual. Eso significa que si una niña de catorce años es violada por un hombre de treinta, ¡es la niña quien ha deshonrado a la familia! Por lo tanto puede ser asesinada por cualquier miembro varón de la familia (¿Cómo? Pues acuchillada, prendida fuego, o apedreada, lo cual implica que la niña en cuestión será enterrada hasta la cintura y luego se le arrojarán piedras –ni muy grandes ni muy chicas, la ley es muy clara al respecto- hasta que muera por las heridas sufridas). La única forma en que la niña puede escapar de esta horrible posibilidad es otra quizá no mucho mejor: casarse con su violador. De ese modo la familia recupera su honor perdido. En cuanto al violador, la situación difiere según el país en que se haya cometido el delito. En marruecos, por ejemplo, la violación es castigada con hasta veinte años de prisión. Pero el violador también se libra de la pena si acepta casarse con su víctima. Es decir que lo premian por su accionar.
Protestas callejeras en contra de la ley que obliga a casarse a las víctimas de violaciones con sus victimarios.
Mustafá Fallaq, violador/esposo de Amina al-Filali, de dieciséis años, quien se suicidó el pasado 14 de marzo.
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Como les dije, los casos documentados son muchísimos, por eso sólo les dejo algunos, en una próxima entrega les traeré otros casos.
Jessica Mokdad (izquierda) asesinada el 4 de mayo de 2011 por su padrastro, Rahim Alfetlawi, por no seguir los preceptos islámicos.
Feberero de 2011: asesinato de Honor de Zorica H en Alemania. La joven de 21 años se encontraba embarazada. Madre e hijo (el niño debería haber nacido al mes siguiente) fueron asesinados de 100 puñaladas. Täter Harun, musulmán, dieciocho años, padre del niño, fue el autor del crimen. Nótese cómo se protege el rostro del victimario, no el de la víctima. (Habrá más casos).
02 de noviembre, 2009: Noor Almaleki Es atropellada por su padre musulmán por ser demasiado
"occidentalizada". Su agonía duró varios días.
Katya Koren, 19 años; fue apedreada hasta morir por participar en un concurso de belleza en Ucrania. Fue asesinada por tres jóvenes en un bosque cercano a su residencia. Uno de ellos, Bihal Gaziev, de 16 años dijo, luego de ser arrestado, que “no se arrepentía de nada, ya que ella había violado las leyes del islam; por lo tanto su asesinato estaba justificado”.
Por ahora dejo el tema aquí por cuestiones de espacio. Más atrocidades en unos días. Espero sus comentarios.
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