Thursday, March 08, 2012
Nietzsche, Nin y la soledad deseada.
La conciencia intelectual. Constantemente tengo la misma sensación y constantemente me resisto a su evidencia, no quiero creerla aunque el hecho sea palpable para mí: "la mayor parte de los hombres carece de conciencia intelectual". A menudo me ha parecido que quien exige semejante conciencia se ve obligado a vivir, en la más poblada de las ciudades, tan solitario como en un desierto. Todos te miran con ojos atónitos y siguen manejando su vehículo, llamando bueno a esto y malo a aquello; nadie se pone colorado de vergüenza si le haces ver que esas pesas no tienen el peso requerido -lo que, por otra parte, tampoco ocasiona indignación alguna contra ti; tal vez se rían de tus dudas-. Quiero decir que la mayoría no considera despreciable creer en esto o en aquello y adecuar a ello su forma de vida, sin haber tomado conciencia antes de las razones últimas y más ciertas a favor y en
contra, sin preocuparse siquiera de dar posteriormente semejantes razones; y los hombres más dotados, las mujeres más nobles, pertenecen también a esta categoría de la "mayoría".
F. Nietzsche, La Gaya Ciencia.
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En el curso de los análisis que les hice a tantas personas, comprendí que la necesidad de un padre,o una madre, o un dios (da igual) es, en realidad, inmadurez. Es una necesidad infantil, una necesidad humana, pero tan universal que puedo ver cómo dio lugar a que surgieran todas las religiones. ¿Seremos capaces algún día de buscar esa fuerza en nosotros? Algunos hombres lo han sido y también han enloquecido en su soledad.
Anaîs Nin, Diario II.
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Esa soledad de la que habla Nin y a la que apunta Nietzsche, es algo que he sentido a lo largo de toda mi vida. No pretendo, con esto, compararme con estos dos autores (a quienes sumaría a Arthur Schopenhauer, cualquiera que haya leído alguna biografía suya sabe a qué me refiero); ni mucho menos; pero es inevitable que un ateo, habitante de una sociedad como la que nos toca vivir, se siente bastante incomprendido.
En lo personal, hasta la gente que amo se vuelca a creer, aún cuando ellos mismos no saben el por qué. "En algo hay que creer" o "¿Y si no quién hizo todo?" o "Y qué se yo, viste..." Es decir: creen por temor, generalmente por ese temor que nos inculcan desde la infancia y que, por eso mismo, luego es tan difícil de erradicar.
Hay que buscar la soledad. Hay que buscar la soledad e intentar que cada vez estemos menos solos. Hablar con nuestra verdad como hacen ellos con la suya (que no sea una verdad de hecho, es tema para otra ocasión), sin miedo, sin pausa, sin piedad.
Y mientras tanto, si nos toca vivir cierta soledad, que así sea.
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"El árbol más fuerte es el que está más solo".
Proverbio popular.
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